A SALVADOR GARCÍA JIMÉNEZ
Es osado escribir a
ti un soneto,
cumbre de las letras
cehegineras;
mas, osado, que sean
las primeras
en mostrarte el apuro
en que me meto.
Soy, Salva, ante ti
como un paleto
de aquellos que
trillaban nuestras eras,
con más paja que
grano en sus seseras,
con más amor que
ciencia de Mileto.
Todo sea con tal de
agradecerte
el detalle de haberme
dedicado
el libro que a
Quiroga le has escrito.
Tu rostro me agradó
volver a verte,
y, aunque no me lo
hubieras rubricado,
por siempre seas en
Cehegín bendito.
Alfonso Gil González