Desde mi celda doméstica
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jueves, 18 de junio de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (28)



Comiendo en casa de Mateo


Los evangelios sinópticos nos narran este hecho singular. Antes se había producido la llamada de Jesús a Mateo. Marcos y Lucas le llaman “Leví”. Fue éste quien invitó a Jesús a comer en su casa, junto a varios compañeros de penas y fatigas, los publicanos y pecadores. Naturalmente, los fariseos se extrañaron de que Jesús comiera con gentuza tal. La respuesta de Jesús es clarividente: No ha venido, como médico, a sanar a los fuertes y sanos, sino a los débiles y enfermos. Y sus palabras producen esa paradoja del Evangelio: que lo fuerte para el mundo es debilidad para Dios, y que los débiles para el mundo son para Dios su preferencia de amor y de entrega sin límites.
Y no aprendemos la lección.


Alfonso Gil González
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