Desde mi celda doméstica
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sábado, 11 de julio de 2015

LA SANTIDAD


LA SANTIDAD


La elección de lo más perfecto es el acto propio de la SANTIDAD. Con otras palabras, la Santidad es la prontitud y facilidad en ver, amar y escoger, en todo, aquello que procure la mayor gloria de Dios. Cuando esto sucede, uno se ha olvidado completamente de sí mismo. El ser humano que llega hasta aquí sabe perfectamente lo que es recto y viene de Dios, y todo lo que es falso y viene del hombre. Y, lógicamente, elige lo primero.
Se camina, así, hacia lo que los grandes tratadistas llaman la "muerte mística". Ya no hay vida propia, es Dios quien vivifica plenamente al existencia. Se pierde lo humano y se encuentra lo divino. Para no equivocarse, es preciso que la ascensión hacia la Perfección sea gradual, sin saltos en el vacío. Se trata de que, ahora, el alma asume una especie de voto de lo más perfecto, y se mueve en las grandes disposiciones.
Es por este camino ascendente que se llega al último Grado o consumación.. Se produce, ya en la tierra, la gran purificación, el aniquilamiento de los apegos falsos, la transformación de lo humano. Y se alcanza la UNIDAD de mis ideas, de mis aspiraciones, de mis esfuerzos, de toda mi vida. Con ello, con la Unidad, van aparejadas la SIMPLICIDAD y la FUERZA, porque, antes, la causa de todas mis debilidades estaba en la agitación y la división. Nos damos cuenta de que, antes de llegar hasta aquí, teníamos los gustos y caprichos como regla práctica de nuestras ideas, de nuestras determinaciones y de nuestra conducta. Imponíamos a los demás nuestras conveniencias, incluso dichas conveniencias eran la regla trazada a nuestra propia vida.
Pero, al llegar a este Grado de Perfección, hemos conseguido LIBERTAD, porque Dios es el único Señor; hemos conseguido IGUALDAD de ánimo,porque el alma se ha templado en lo agradable y en lo desagradable; y hemos conseguido PAZ. Naturalmente, todo ello como regalo de Quien tanto nos ama. Y hemos conseguido que la Gloria de Dios y nuestra Paz vayan a una: LA GLORIA ES EL HOMBRE MORANDO EN DIOS, Y LA PAZ ES DIOS VIVIENDO EN EL HOMBRE.
En escritos anteriores hemos nombrado frecuentemente la "voluntad de Dios". Pero este será el tema del siguiente capítulo.

Alfonso Gil González

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