Desde mi celda doméstica
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viernes, 21 de agosto de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (104)



José de Arimatea presta su tumba a Jesús


Resulta que este hombre había pedido a Pilatos le entregara el cuerpo de Jesús. Dice el evangelista Marcos que José de Arimatea esperaba el reino de Dios. No sólo entró valerosamente al palacio del pretor, sino que, además, compró la sábana con la que amortajar a Cristo en un sepulcro excavado en la piedra y que aún no había albergado ningún cadáver antes. Ayudado por Nicodemo, compró las casi cien libras de mixtura y áloe para su unción y conservación. Y lo depositaron en dicho sepulcro.
Dicho así, esto me recuerda a tanta gente buena que, en vida, no dan mucho la cara. Pero que, basta que mueras, y todo es entrega, lamentos y pesares. Claro que no es el caso de este santo varón, al que seguramente sus vecinos dejarían de hablarle por haber dado la cara por Cristo.

Alfonso Gil González
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