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viernes, 9 de octubre de 2015

AMADEUS - 21

La revolución de la guitarra


En el verano de 1994 no se hablaba de otra cosa a nivel cultural. Se hablaba de Narciso Yepes, el guitarrista lorquino. Y de Boccherini, el compositor nacido dos siglos antes que yo, de quien escribía Fontova que era, la suya, "música de azar".
Entretanto, Cristian Florea destacaba como director de gran talento, y no sólo como violonchelista.
Proliferaban en ese tiempo los grupos de cámara europeos y se organizaban cursos didácticos por doquier.
John Eliot Gardiner dirigía a "Don Giovanni" en Alemania. Y, en Granada, podía escucharse a la Filarmónica de la Scala de Milán bajo la batuta de Wolfgang Sawallisch.
El CD editado estaba centrado en los Quintetos para guitarra de Boccherini.. Como diría Guido Salvetti: "una agradable conversación a cinco". Era el retorno del esplendor, tras los 250 años del nacimiento Luigi Boccherini.
Con este motivo, Narciso Yepes era "el guitarrista convertido en leyenda". Había creado una guitarra de diez cuerdas que puso a la altura orquestal de un piano o de un violín.
Los ingleses también estaban de celebración: Sir Edward Elgar había fallecido en 1934. Estaban convencidos de que la grandeza de su obra era incuestionable, a pesar de no haber alcanzado tanta fama en el extranjero como la conseguida por Haendel, Purcell o Britten.
A Olga Borodina ya se la consideraba la mezzo-soprano del futuro. Había nacido para triunfar, pues iba seduciendo al mundo de la ópera, dotada como estaba "voz maravillosa, sencillez e inteligencia". 
Michele Porzio dedicaba un trabajo-estudio a la relación "música y literatura", centrado en el novelista Jean Cocteau.
Con motivo de los 350 años de la muerte de Girolamo Frescobaldi, se le reconocía un toque de genialidad y su significación en el desarrollo del arte instrumental europeo.
Una religiosa de origen libanés, Sor Marie Keyrouz, revolucionaba el canto religioso y era "la fuerza de la voz de Oriente", según Joan Pastor. Una especie de misionera a través del canto.
Y Berlín despertaba de la crisis alemana con el florecimiento de sus teatros de ópera

Alfonso Gil González

Quintetos de Boccherini por YEPES


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