Desde mi celda doméstica
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lunes, 5 de octubre de 2015

DE VUELTA A CASA



DE VUELTA A CASA


Siento que mi amor no supo amarte;
que más me quise a mí, oh Padre mío.
Y, pues, vuelvo a tu Casa, yo confío
no tener otra dicha que abrazarte.

Nada traigo, Señor, que pueda darte;
nada, excepto yo, tu hijo impío;
y este corazón con que ansío
vivir ya para Ti, jamás dejarte.

La experiencia vivida en lejanía, 
además de frustrante, Tú quisiste
en mí acrecentase, -¡oh porfía!-,

la añoranza del beso que me diste.
Y púseme a correr -¡con qué alegría!-
sin que nada del mundo me despiste.


Alfonso Gil González
Cehegín, 2015

 

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