Desde mi celda doméstica
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lunes, 26 de octubre de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (129)



Lot y sus hijas


Génesis 19, 30-38 recoge un pasaje a todas luces escandaloso. Cuando Sodoma y Gomorra son destruidas, quedan a salvo Lot y sus dos hijas, huidos los tres al monte. No hay nadie más por todo aquel territorio. Los tres están escondidos en una cueva. A la hija mayor se le ocurre, previa consulta con su hermana, emborrachar a su padre y dormir con él, a fin de obtener descendencia. Y eso mismo hace la hija menor a la noche siguiente, tras el previo embriagamiento paterno. Así, dice la Biblia, se explica el nacimiento de dos pueblos: los moabitas y los ammonitas.
Es de suponer que para ellas no había más mundo que el de su reducida familia. En tal caso, ¿era natural y lógica la decisión  que habían tomado? ¿Por qué emborrachan al padre? Ciertamente, a Lot le parecería una aberración unirse a sus hijas para asegurar la descendencia. ¿Y ellas? ¿Podría considerárselas impúdicas e inmorales en esa situación que pensaron irremediable? En este caso, ¿el fin justifica los medios?
Ya tenéis ahí para darle al coco.

Alfonso Gil González

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