Desde mi celda doméstica
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viernes, 11 de diciembre de 2015

LÁMINA Y MENSAJE (137)


Moisés conduciendo al pueblo por el desierto


Al final del capítulo 13 del libro del Éxodo leemos que, cuando el faraón dejó salir al pueblo de Israel de Egipto, Dios no lo llevó por el camino más corto, sino que le dio un rodeo por el camino del desierto. Los israelitas iban bien equipados. Moisés llevó consigo los restos del difunto José.
Dios iba a frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudiesen caminar de día o de noche.
Lo que sigue, a partir del capítulo 14, es la peripecia humana de aquel pueblo que no siempre supo afrontar la prueba del desierto con la confianza que Dios esperaba de ellos.
Como suele suceder.

Alfonso Gil González
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