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lunes, 11 de enero de 2016

MIS APUNTES PATRIOS - (II)


ESPAÑA PREHISTÓRICA

También España tuvo su prehistoria, si como tal se entiende esa época en que van prevaleciendo, sucesivamente, la piedra y los metales como elementos útiles a aquellos hombres.
No es difícil suponer que, aunque tendentes a vivir o sobrevivir en las riberas de los ríos, la vida de aquellos antepasados hispanos era nómada, dependiendo su existencia de la caza y de la pesca, al menos, en el buen tiempo. El frío les obligaría, como ha quedado demostrado por el arte rupestre, a refugiarse en las cuevas, sirviendo del recién inventado fuego para calentarse, cocinar y ahuyentar a las fieras.
España es rica en grabados rupestres que nos permiten deducir cómo vivían nuestros prehistóricos ciudadanos. La cornisa cantábrica, con las cuevas de Altamira, Castillo y Pasiega, y el levante español, con las de Cogull (Lérida), Alpera (Albacete), Cehegín o Caravaca (Murcia), por citar las más conocidas y visitadas, nos dan sobradas pruebas de un mundo duro y rudo. Es más, los hallazgos de restos humanos de aquella época corresponden a las razas Neanderthal y Cromagnon, siendo la primera de talla pequeña y cráneo grande, y la segunda de mayor estatura y perfección somática. Gibraltar, Bañolas (Gerona), Camargo (Santander) y Paloma (Asturias) corroboran la descripción somera con sus restos de cráneos, mandíbulas y otros fósiles hallados en nuestro suelo patrio.
Poco a poco, nuestros antepasados prehistóricos se fueron asentando tras conocer los beneficios de la agricultura y de la ganadería. Se comienza a elaborar el cobre, se trabaja el barro y se crea lo que se ha denominado la “cultura del vaso campaniforme” por la forma de campana que tenían los vasos hallados en Ciempozuelos (Madrid), Millares (Almería), Palmella (Portugal), y en muchos otros sitios de nuestra geografía.
Al mismo tiempo, se construyeron monumentos megalíticos, de los que dan fe los dólmenes de Soto (Huelva) o de Matarrubilla (Sevilla). Ya estamos en plena edad de los metales y, tras la elaboración del cobre, se llega, mezclado con el estaño, a trabajar el bronce, desde Argar (Almería) hasta Galicia y Asturias. Casi todos los utensilios de esta material son de carácter bélico.
Finalmente, con la entrada de la Edad de Hierro comienzan los tiempos históricos para nuestro país y para otros muchos de Europa. Con la fabricación del hierro, que alcanzó gran perfección entre celtas y celtiberos, enorme progreso para entonces, las armas y las guerras se hicieron más frecuentes.

Alfonso Gil González

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