Desde mi celda doméstica
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lunes, 18 de enero de 2016

MIS APUNTES PATRIOS (V)


LA ESPAÑA CRISTIANA



En esta época en que España era provincia romana se produce el fenómeno de su evangelización. La tradición sitúa al apóstol Santiago el Mayor en tierras aragonesas. La dificultad de su misión le hace casi desistir, y es la misma madre de Jesús quien, presentándose en carne mortal sobre una columna o pilar, le animaría y prometería que España sería nación predilecta por su fe cristiana.
Es el propio san Pablo quien, en su Carta a los Romanos, dice que, cuando vaya a España pasará a visitarles. Estamos en los años 60 del primer siglo cristiano. Pablo muere en la persecución de Nerón, al igual que Pedro, en Roma. Si ni él ni Santiago vinieron a España, ¿quién trajo el Evangelio a nuestras tierras? Todos sabemos que los emperadores romanos dictaron diez persecuciones contra los cristianos, bien porque se negaban a darles culto, bien por las calumnias de sus enemigos. Pero la historia nos deja un dato incontestable: Justa y Rufina son mártires en Sevilla; Justo y Pástor lo son en Alcalá de Henares, Leocadia lo es en Toledo; el obispo Fermín, en Pamplona; el diácono Vicente, en Valencia; Fructuoso, en Tarragona, los innumerables mártires de Zaragoza y otros muchos por toda la geografía hispana, dan muestra de la presencia cristiana en nuestra Patria.
Un cristianismo que se fue asentando por todo el territorio hispano. Por ejemplo, tenemos en Córdoba al obispo Osio, que fue capaz de contestar al emperador Constancio: “Mal haces en escribirme y amenazarme, pues estoy dispuesto a sufrirlo todo antes que hacer traición a la verdad.” Ciertamente, cuando el cristianismo se hace oficial se produce el error de los acomodaticios. Y una de las herejías a combatir fue el arrianismo, que negaba el misterio trinitario. Pero es Osio quien consigue que se reúna en Nicea un Concilio, al que acudieron, ya entonces, 325 obispos, que condenaron a Arrio y redactaron el Credo o Símbolo de la fe que hoy proclamamos en las misas de los domingos.
España se mantuvo católica, a pesar de los invasores suevos, que entraron por Galicia, de los alanos que entraron por Portugal, de los vándalos que lo hicieron por Andalucía, o de los visigodos que entraron por Cataluña. Y ello a pesar, igualmente, de que la configuración política se centró con el predominio de los visigodos, desde el saqueador Alarico hasta Recaredo, pasando por los reyezuelos Ataulfo, Eurico, Leovilgildo y Hermenegildo. Siendo el catolicismo la religión oficial del Estado desde el III Concilio de Toledo.

Alfonso Gil González 

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