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jueves, 25 de febrero de 2016

GRANDES TEMAS PARA ENTENDER AL HOMBRE - 20

 LA GRECIA CLÁSICA 

Los historiadores toman la instauración de los Juegos Olímpicos como fecha de inicio del "Periodo Helénico" en el que Grecia alcanzó su máximo esplendor. Pero el resurgir de Grecia fue, naturalmente, un proceso gradual, y es a partir del siglo VII cuando la recuperación se hizo realmente palpable. Entre la heterogeneidad de las polis griegas, había dos que llaman especialmente la atención. Por una parte la belicosa Esparta, que había demostrado su tesón y su fuerza en la larga guerra de veinte años contra Mesenia. En un extremo contraste con ella estaba Atenas.
Atenas fue pionera en un proceso que poco a poco iría afectando a la mayoría de las polis: la decadencia de la monarquía. En una ciudad pequeña y austera, un rey no era muy diferente de otros nobles ni podía acumular mucha autoridad. Esto facilitó la experimentación de formas de gobierno alternativas. Atenas carecía de rey desde hacía mucho tiempo. Según la última tradición, su último rey fue Clodro, que en tiempos de las invasiones dorias luchó por mantener libre a Atenas. Un oráculo predijo que vencería aquel ejército cuyo rey muriese primero, por lo que Clodro decidió dar su vida para que Atenas siguiera siendo jónica. Los atenienses decidieron que un rey tan bueno no podía tener sucesor, pues ninguno estaría a su altura. A partir de entonces Atenas fue gobernada por un Arconte, (que en griego significa algo así como "presidente"). Al principio el cargo era vitalicio y pasaba de padre a hijo a partir de los descendientes de Clodro (o sea, el arconte era un rey), pero luego se estipuló una duración de diez años para el arcontado, así como que éste no tenía por qué pasar necesariamente de padres a hijos, pero sí conservarse dentro de la nobleza. Evidentemente la historia del origen del arcontado es falsa, pero lo cierto es que de un modo u otro Atenas había pasado a un sistema de gobierno diferente de la monarquía usual.
Mientras Esparta imponía su autoridad sobre el Peloponeso por la fuerza de sus hoplitas, Atenas logró la supremacía sobre el Ática por procedimientos exclusivamente políticos. Lentamente fue absorbiendo a las poblaciones vecinas, en el sentido de que todos los habitantes del Ática eran considerados atenienses aunque no hubieran nacido ni habitaran en la ciudad. Este proceso de unificación del Ática terminó en 700, cuando se incorporó Eleusis, ciudad situada al noroeste del Ática.
En Eleusis se practicaban unos ritos que en muchos aspectos fueron más importantes que la religión oficial griega, la de los dioses del Olimpo, que había sido modelada en gran parte a gusto de los grandes señores, pero aportaba poco al hombre común. Los Misterios Eleusinos eran probablemente un resto de la religión arcaica de Grecia. Los iniciados tenían prohibido revelar nada sobre ellos bajo pena de muerte. Estaban relacionados con ciertos dioses agrícolas, con el grano que muere en otoño pero deja una semilla que le hace renacer en primavera. Al principio debieron de ser ritos para garantizar buenas cosechas, pero más tarde se aplicaron sus principios de muerte y resurrección a los hombres, de modo que quien participaba en los ritos moriría y resurgiría otra vez en otro mundo. La religión olímpica, en cambio, sólo ofrecía a los muertos un Averno desolador.
Al norte de Grecia había cinco regiones diferenciadas: Al noroeste estaba Iliria, que permanecería lejos del contacto con la civilización durante siglos, salvo la presencia de algunas colonias griegas en su costa. Al sur de Iliria estaba Épiro, habitada desde los tiempos de Homero por diversos pueblos grecohablantes en los que sólo se encuentran pequeños vestigios de la cultura griega, como el culto a Zeus. En esta época los preponderantes eran los Tesprotas. Al este de Iliria y Épiro estaba Macedonia,  ocupada en un principio por pueblos tracios, pero unas tribus que descendieron del monte Pindo los expulsaron hacia el este y se organizaron en una monarquía cuyo primer rey fue Perdicas I. Éste construyó la ciudad de Egas y la convirtió en la capital de Macedonia. Al sur de Macedonia estaba Tesalia, una región fértil y llana que había gozado de cierta notoriedad en la época micénica. Es la única zona de Grecia lo suficientemente llana como para que los caballos tengan utilidad en las batallas. Por ello fue cuna de buenos jinetes. Los mitos griegos sitúan a los legendarios centauros en Tesalia, probablemente un recuerdo de los primeros encuentros de los griegos del sur con los jinetes tesalios. Según la tradición, un rey llamado Alevas organizó el territorio en cuatro tetrarquíasconfederadas, dirigidas conjuntamente en tiempos de guerra por un único líder llamado tagos. Por último, al este de Macedonia, sobre la costa norte del Egeo, estaba Tracia, región que ya había empezado a alojar numerosas colonias griegas, especialmente en la península calcídica.
Mientras tanto, Judá acababa de librarse por poco de la destrucción total. Senaquerib dejó entera a Jerusalén, si bien Jerusalén fue lo único que quedó entero en Judá. En 697 el rey Ezequías, cansado y deshonrado, delegó el gobierno en su hijo Manasés. Mientras tanto Senaquerib se preparaba para un ataque definitivo contra Babilonia. Comprendió que el reino de Elam era responsable en gran parte de las rebeliones periódicas de Babilonia, pues había adoptado como forma de defensa el ayudar a todos los rebeldes babilónicos para que mantuvieran ocupados los ejércitos asirios. Así que decidió atacar primero a Elam, pero no a través de Babilonia, lo que haría llegar a sus ejércitos debilitados, sino mediante un ataque inesperado por mar. Construyó secretamente una flota, para lo que recurrió a los fenicios y tal vez a los griegos. Es posible que este fuera el primer contacto de los griegos con Asiria y el origen de las leyendas sobre Nino y Semíramis. La flota descendió por el Éufrates, pasando junto a Babilonia sin detenerse y desembarcando en Elam. Sin embargo, los elamitas respondieron al inesperado ataque de forma igualmente inesperada: dejaron en el país una mínima defensa mientras el grueso de su ejército huyó a Babilonia, para unirse allí con los rebeldes y amenazando con incomunicar al ejército asirio.
Esta jugada debió de provocar la cólera de Senaquerib. Hasta entonces, Asiria había sido relativamente respetuosa con Babilonia. Sin duda, la ciudad tenía una tradición cultural que impresionaba a los asirios. Aunque Asiria superaba sin duda alguna a Babilonia en cuanto a poderío militar, tanto asirios como babilonios reconocían la superioridad cultural de Babilonia, pero ahora Senaquerib ya no estaba dispuesto a reconocer nada. En689 se abrió paso hasta Babilonia, arrasó sus canales, derribó los diques, llenó las acequias del barro de las casas que hizo abatir desviando el Éufrates, destruyó incluso los templos y se llevó a Asiria la estatua del mismo Marduk.
En 687 murió Ezequías y su hijo Manasés ocupó el trono. Su política fue la de una total sumisión a Asiria. Pagó puntualmente el tributo, fomentó el culto a los dioses asirios y se opuso al culto a Yahveh, cuyos partidarios continuaban propugnando la rebelión contra el yugo asirio. Naturalmente, esto le hizo blanco de toda suerte de descalificaciones en la Biblia. Pese a ello, el reinado de Manasés fue un periodo de paz para Judá.
El mismo año en que murió Ezequías surgió un nuevo reino en Asia Menor. Se trataba del reino de Lidia. Los lidios eran una tribu que había estado bajo el dominio frigio y que lucharon junto a ellos contra los cimerios. Ahora habían encontrado un general capaz llamado Giges, que fundó el nuevo reino y continuó la lucha contra los nómadas invasores.
En 685 el duque Huan se convirtió en el señor del estado chino de Qi. Por esta época nuevos pueblos bárbaros amenazaban a China: las tribus de Man e I al sur y las de Jung y Ti al norte. Se trataba de pueblos seminómadas que compartían los rasgos fundamentales de la cultura china, por lo que "bárbaros" ha de ser entendido simplemente como "extranjeros".
Mientras tanto, colonizadores griegos llegaron hasta el estrecho del Bósforo y fundaron una ciudad en la costa asiática a la que llamaron Calcedonia, por las minas de cobre que había en sus cercanías. Ese mismo año, la opresión que Esparta infligía a Mesenia se hizo tan insufrible que los mesenios se alzaron de nuevo en armas, dirigidos por Aristómenes, dando así comienzo a la Segunda Guerra Mesenia. Poco después Atenas modificaba ligeramente su sistema de gobierno. En 683 el arconte dejó de ser el gobernante absoluto. La ciudad pasó a estar gobernada por nueve hombres elegidos anualmente entre los nobles. Uno de ellos era el arconte, que daba nombre al año, pero también estaba el polemarca, que gobernaba el ejército, otro ejercía de sumo sacerdote, y así las tareas de gobierno se distribuían entre los nueve. Además surgió el Areópago, un consejo de nobles que actuaba como tribunal supremo.
En 681 Huan, el señor de Qi, negoció una alianza con Song, Lu, y otros estados chinos periféricos, a la que paulatinamente se fueron incorporando nuevos miembros, preocupados por las incursiones bárbaras.
Entre tanto, el rey asirio Senaquerib fue asesinado en una conjuración organizada por sus dos hijos mayores. No conocemos los detalles, pero algo debió de salir mal, pues ambos se vieron obligados a huir a Urartu, donde reclutaron un ejército. Otro hijo del rey asesinado reclamó el trono y consiguió el respaldo de la nobleza. Se llamaba Asarhaddón, y no tuvo dificultad en derrotar a sus hermanos. Su política fue radicalmente diferente a la de sus antecesores. Inició la reconstrucción de Babilonia, una tarea que le llevó años. Llegó a un acuerdo de paz con Elam, el cual se comprometió a no fomentar más rebeliones en Babilonia. Con Judá no tuvo problemas, pues Manasés no dejó de pagar el tributo convenido. En 679 tuvo que dirigir una campaña contra los cimerios, que ante la presión de los escitas volvieron a penetrar en Urartu. Asarhaddón los derrotó, pero a la vez trató de llegar a un acuerdo con ellos, el cual fue sellado, según era habitual, incorporando a su harén una de sus princesas.
El rey asirio tomó medidas para que su propia sucesión no pusiera en peligro el poder asirio, como había ocurrido con las sucesiones precedentes. Tenía dos hijos adultos y no estaba dispuesto a pasar por traiciones o intentos de asesinato que pudieran terminar en una guerra civil. Eligió a su hijo menor como sucesor y obligó a toda la nobleza a jurarle fidelidad como futuro rey. A su hijo mayor lo nombró virrey de Babilonia.
Finalmente a Egipto le tocó el turno de enfrentarse a Asiria. El rey actual era Taharka, el que había dirigido el ejército egipcio contra Senaquerib mientras sitiaba Jerusalén. Asiria era consciente de las mil intrigas que Egipto había urdido en los últimos años, y ahora estaba dispuesta a pedirle cuentas. En 675 Asarhaddón envió una expedición a Egipto que, contra todo pronóstico, Taharka supo rechazar.
En 673 dice la tradición que murió el segundo rey de Roma, el sabino Numa Pompilio. Su sucesor fue Tulo Hostilio. Hasta entonces Roma ocupaba tres colinas: los montes Palatino, Capitolino y Quirinal. El nuevo rey la extendió al monte Celio edificando allí su palacio. El poder del rey no era absoluto, sino que era aconsejado por el Senado, una asamblea de cien ancianos, representantes de los diversos clanes que componían la ciudad.
En 671 Asarhaddón pudo enviar de nuevo a Egipto un ejército mayor y mejor equipado que el anterior. Tomó Menfis y el Delta, mientras Taharka se vio obligado a retroceder hacia el sur. En 669 Babilonia estaba completamente reconstruida y recuperó su esplendor.
Mientras tanto Esparta seguía enzarzada en la Segunda Guerra Mesenia, que ya duraba 17 años. Argos debió de pensar que era un buen momento para atacar a Esparta y efectivamente ganó una batalla, pero no pudo sacar mucho partido, pues al año siguiente, en 668, Esparta pudo derrotar finalmente a los mesenios. Su caudillo Aristómenes y un grupo de aliados tuvo que abandonar su patria, mientras Mesenia quedaba postrada una vez más ante Esparta. Fueron acogidos en la ciudad de Zancle, en Sicilia, donde un poco después se hicieron con el poder y le cambiaron el nombre por el de Messana, en honor a su tierra de origen.
El mismo año en que terminaba la Segunda Guerra Mesenia murió el rey asirio Asarhaddón, mientras marchaba a Egipto en una tercera campaña. Tal y como había sido dispuesto, fue sucedido por su hijo menor,Asurbanipal. Bajo su reinado Nínive llegó a su apogeo. Su población alcanzó los 100.000 habitantes y sus caravanas comerciales llegaban hasta la India. Asurbanipal había recibido una esmerada educación, y se interesó por la cultura babilónica. Construyó una inmensa biblioteca en su palacio en la que catalogaba cuidadosamente ejemplares de cuantas tablillas cuneiformes interesantes llegaban a sus manos. Gran parte de los conocimientos que tenemos de Mesopotamia se deben a esta biblioteca.
En 667 la alianza de estados chinos que había promovido Huan se convirtió en una confederación de todos los estados periféricos liderada por el propio Huan. Los estados de la confederación dejaron de considerarse bárbaros, y se incluyeron entre los reinos del centro, que reconocían formalmente la autoridad Cheu. La capital se trasladó a la ciudad de Yong, más hacia el este. La supremacía de Huan se debió en gran parte a la eficiencia de su primer ministro Kuan Tsong, que realizó notables reformas económicas y fiscales. Entre otras cosas, introdujo en China el uso de monedas. A pesar de la confederación, las incursiones bárbaras seguían produciéndose. Algunos estados más alejados se aliaron con los bárbaros y aumentaron su poder. Entre ellos estaban Wu y Yue.
Entre tanto Roma se vio enfrentada a la que hasta entonces era considerada la mayor potencia del Lacio: la ciudad de Alba Longa. Los detalles están envueltos en la leyenda. Según los historiadores romanos Roma y Alba convinieron en sustituir una eventual batalla por un duelo de tres hombres contra tres hombres, con el compromiso de acatar los resultados. Los romanos eligieron a tres hermanos de la familia de los Horacios, mientras que los albanos escogieron a tres hermanos de la familia de los Curiacios. Dos de los Horacios murieron, pero el tercero echó a correr y fue perseguido por los otros. Entonces se detuvo y luchó con ellos uno a uno, a medida que llegaban a él, y los mató a los tres. Alba aceptó el resultado, pero poco después aprovechó una ocasión para rebelarse, con lo que en 665 fue tomada y destruida por Roma. En resumen, que Roma acabó de un modo u otro con la hegemonía albana y se inventó una leyenda para demostrar que su conducta fue justa.
En 661 Asurbanipal dirigió una nueva campaña contra Egipto. Esta vez llegó hasta Tebas y la saqueó, con lo que puso fin a la dinastía de reyes nubios. Éstos continuaron reinando en Nubia mil años más, pero su civilización declinó pronto. Asurbanipal nombró virrey de Egipto a Necao, un príncipe del Bajo Egipto que había sido prisionero de guerra durante algunos años, con lo que conocía bien a Asiria y sabía lo peligroso que era rebelarse contra ella.
En 660 una expedición griega fundó una ciudad en la parte europea del Bósforo, enfrente de Calcedonia. Se llamó Bizancio. Según la tradición, el nombre procede de Bizas, que era el jefe de la expedición, pero los griegos eran muy dados a inventar personas que daban nombre a pueblos o ciudades. Calcedonia y Bizancio se hallaban en la situación de privilegio en que antes había estado Troya, pues podían regular a su antojo el comercio con el mar Negro (o el Ponto Euxino, como lo llamaban los griegos), que cada vez era más floreciente. A partir de esta fecha, las costas del mar Negro fueron poblándose con más y más colonias griegas.
Ahora nos encontramos con un precedente de un fenómeno que iba a ser común en las ciudades griegas de los años posteriores. Cuando una ciudad pequeña, como lo eran todas las polis griegas, alcanza un cierto nivel de prosperidad, el pueblo podía ejercer mucha presión sobre un gobernante ineficaz, y algunos hombres carismáticos podían canalizar la insatisfacción del pueblo para hacerse con el poder, lo cual ahora (antes no) suponía un ascenso social significativo. Así empezaron a surgir los tiranos, palabra que designaba simplemente a alguien que asumía el poder sin ninguna clase de respaldo dinástico, nobiliario o religioso, sin las connotaciones negativas que hoy tiene esta palabra para nosotros. Así, en 655, Cipselo se hizo con el poder en Corinto.
Por estas fechas murió Necao, el gobernador de Egipto nombrado por los asirios, y su hijo Psamético ocupó su lugar. Compró mercenarios lidios y con su ayuda plantó cara a las guarniciones asirias destacadas en Egipto. Al mismo tiempo, Asurbanipal recibió la petición de auxilio de los principados de Asia Menor, que sufrían de nuevo los ataques de los cimerios. Decidió atender antes este asunto, con lo que combatió una vez más al lado del rey lidio Giges contra los nómadas. Entre ambos consiguieron abatir a los cimerios, pero Giges murió en la lucha, en el año 652. Este mismo año Psamético había expulsado definitivamente a los asirios de Egipto y fue convertido en Psamético I, el primer rey de la XXVI dinastía. Estableció la capital en Sais, al oeste del Delta. Por ello su dinastía es también conocida como saítica. Asurbanipal no pudo ocuparse de él porque al mismo tiempo le surgió un problema mucho mayor. Elam había vuelto a su antigua política de intrigas y había convencido al hermano del rey, que gobernaba Babilonia, a que se rebelara, con lo que Asiria se vio envuelta en una guerra civil.

(www.uv.es/ivorra/Historia/Indice.htm)
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