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domingo, 28 de febrero de 2016

HISTORIA DE LA IGLESIA... 12


LA IGLESIA DEL MEDIEVO 


“Las conquistas del Islam rompieron la unidad política, económica y cristiana del Mediterráneo; el cristianismo quedó relegado a Europa. El Mediterráneo deja de ser el centro de la religión cristiana y v a surgir el concepto de Europa. Pero Europa es un verdadero caos, formado por las antiguas poblaciones romanas cuya civilización tiene orígenes milenarios, y por pueblos nuevos, entre los cuales se encuentran todos los grados entre la barbarie y la semibarbarie. La Iglesia, cobijándolos en el cristianismo, va a crear Europa, y ésta no será una unidad política ni económica, sino que será exclusivamente una unidad cristiana”.
El historiador Jacques Pirenne nos describe en el párrafo anterior las grandes claves de la Edad Media europea, así como la importancia de la Iglesia en este período.
Los humanistas del siglo XVI emplean la expresión “edad media” para designar al milenio que separa la caída del Imperio Romano del Renacimiento. Sin embargo, no podemos ver la Edad Media como un simple período de oscuridad entre dos brillantes momentos culturales, la civilización antigua y el humanismo renacentista. Los diez siglos del período medieval son también fecundos en creaciones históricas, culturales y religiosas. Por otra parte, no se trata de un tiempo histórico monótono y gris, sino que está marcado por importantes cambios a lo largo de su evolución.
Es una época en que el cristianismo, que había conseguido una difícil armonía con la cultura greco-romana, se ve sometido a otro encuentro con una nueva civilización, la de los pueblos germánicos. Los dos pueblos de origen germánico que llegan a una conversión masiva más espontánea y espectacular son los francos de Clodoveo, en Francia (496) y los visigodos de Recaredo, en España (589). Esta confrontación del cristianismo con esa nueva cultura da lugar a una serie de creaciones culturales, sociales y religiosas que influyen decisivamente en la constitución de la Europa occidental. Durante este mismo período, el Imperio Oriental de Bizancio se desarrolla de forma independiente y su territorio se va reduciendo paulatinamente, hasta llegar a su destrucción definitiva en 1453.
La historia nunca es simple pasado, sino que continúa proyectándose sobre el presente en el que vivimos. A pesar de la distancia temporal que nos separa de la Edad Media, todavía existen formas de vida cristiana que hunden sus raíces en ella.  

Alfonso Gil González

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