Desde mi celda doméstica
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miércoles, 10 de febrero de 2016

MIS APUNTES PATRIOS (XI)



LA ESPAÑA IMPERIAL


Carlos I era nieto de los Reyes Católicos y del emperador de Alemania. Al fallecer éstos, hereda la corona de España y el imperio alemán, pero, además, los Países Bajos, el Franco Condado, Milán, Nápoles, Cerdeña, Sicilia, Orán, Melilla, las Canarias y toda la América conquistada por los españoles, más las tierras de Oceanía. Ciertamente, bajo su reinado no se ponía el sol. Un imperio que se puso al servicio de la fe católica.
Carlos I hubo de enfrentarse, en España, a los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado, a quien derrotó; hubo de vencer al rey francés, Francisco I, que había aprovechado la revuelta comunera para invadir España, y hubo de enfrentarse a la reforma protestante, surgida en Alemania, solicitando del papa Pablo III la convocatoria del Concilio de Trento, que pondría las pautas a seguir en la verdadera reforma de la vida eclesial y cristiana. La reforma católica en España, ya iniciada con el cardenal Cisneros, tuvo sus próceres en san Juan de la Cruz, santa Teresa de Ávila y el franciscano san Pedro de Alcántara.
Retirado al monasterio de Yuste, Carlos I murió a los 56 años de edad, tras haber dejado el imperio alemán en su hijo Fernando y el imperio español en su hijo Felipe II. Éste fue llamado el “rey prudente” por su capacidad para la escucha y reflexión antes de determinarse en un asunto. Pero, como el padre, hubo de combatir contra Francia, derrotándola en la famosa batalla de San Quintín, cuya victoria quiso eternizar edificando el Monasterio de El Escorial, que es una de las maravillas arquitectónicas del mundo. Hubo de luchar contra los turcos, venciéndolos en el golfo de Lepanto, y el papa Pío V conmemoró la victoria con la festividad de la Virgen del Rosario. Igualmente, combatió contra Portugal a la que anexionó a España. Luchó contra los protestantes de los Países Bajos, e intentó hacerlo contra la misma Isabel I de Inglaterra por medio de lo que se llamó la “Armada Invencible”, que fue derrotada por la escuadra inglesa y las múltiples tormentas del mar. Eran los finales del siglo XVI.
Pero otros muchos hombres, entre conquistadores y misioneros, coadyuvaron a la grandeza de la España Imperial: fray Pedro de Gante, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, Hernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, Diego de Almagro, Pedro de Valdivia, fray Juan de Zumárraga, san Junípero Serra, san Pedro Claver, y cientos de religiosos franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos, etc…, que, en tierras americanas, aplicaron las “leyes de Indias”, reglamentaron el trabajo, crearon subsidios y cajas de ahorro, escuelas y universidades, caminos y ciudades florecientes...

Alfonso Gil González

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