Desde mi celda doméstica
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lunes, 7 de marzo de 2016

MIS APUNTES PATRIOS (XVII)


La España bélica (I)

1936-1937

El 17 de julio de 1936, el general Franco volaba desde las Canarias a Tetuán y lanzaba por radio el primer manifiesto de la sublevación militar, según consta en el ABC del día 23, en su edición andaluza. Como respuesta, un jefe musulmán, el caíd  Solimán el Jatabi, ofrecía su apoyo al general Franco y convocaba a todos los guerreros de Beni Urriaguel. Mostraba así la ayuda que resultaría muy eficaz al llamado Alzamiento Nacional. El hecho es que el ejército sublevado proclamaba su estado de guerra en varias provincias españolas, como, por ejemplo, lo hacía el general Saliquet en Valladolid, el 18 de julio, según nota del diario El Norte de Castilla del día siguiente.
Las reacciones del Gobierno de Madrid no se hicieron esperar, pues así consta en la edición nocturna del diario Claridad del mismo 18 de julio, y Azaña tomaba medidas administrativas contra los generales insurrectos, anulando sus declaraciones de guerra, como puede leerse en la Gaceta de Madrid del día 19. Y, ese mismo día, que era domingo, el Gobierno de la república decidía armar a los obreros avalados por la Casa del Pueblo, a los que convocó en el paseo de la Castellana. Y se improvisó un Ministerio para parlamentar con los militares, según cuenta El Sol de ese día.
Mientras, según dicho rotativo, fracasaba la sublevación militar dirigida por el general Goded en Barcelona, y el levantamiento de Madrid, limitado al cuartel de la Montaña, quedaba dominado el 20 de julio., al tiempo que fracasaba la gestión mediadora de Martínez Barrio al hablar por teléfono con el general Mola sin llegar a un acuerdo; de modo que Azaña hace que el nuevo Gobierno esté presidido por el ministro de Marina, José Giral Pereira.
Leemos en El Norte de Castilla del día 21 de julio la copia del radiograma enviado por el general Franco a las fuerzas militares españolas solicitando su apoyo. Y, ese mismo día, El Socialista daba noticia de la muerte, en accidente de avión, del general Sanjurjo cuando acudía a incorporarse al movimiento militar, y cómo la marinería del acorazado Jaime I se apoderaba del buque, poniéndolo a disposición del Gobierno republicano. Entre tanto, Manuel Azaña daba por cesantes en sus puestos de trabajo a cuantos fueran presuntos enemigos de la República, según la Gaceta de Madrid del 22 de julio.
ABC, en su edición andaluza del 23, daba cuenta de que el general Queipo de Llano iniciaba desde Sevilla sus famosas charlas radiofónicas, que se mantendrían durante toda la guerra civil. Y el general Mola, a través de El Norte de Castilla del mismo día, comunicaba la creación de la Junta de Defensa Nacional de España y explicaba su programa, tal como quedaría reflejado en el Heraldo de Aragón del 25 de julio. Ese día, Azaña creaba una junta de protección de palacios ocupados por las organizaciones izquierdistas en Madrid.
Por el cónsul alemán Wegener sabemos que, el 22 de julio, en Tetuán, los militares alzados pedían urgentemente medios de transporte aéreo, al tiempo que Francia empezaba a enviar material al Gobierno de Madrid. Es este gobierno madrileño de Azaña quien, por estas fechas finales de julio del 36, intervine las industrias, fija el abastecimiento de las milicias y declara “pirata” al crucero Almirante Cervera, según constancia en la Gaceta de Madrid. Tal es así, que la propia embajada alemana en Madrid declaraba que sería difícil imaginar que los rebeldes vencieran.
Sin embargo, el 28, la Junta de Defensa Nacional, que presidía el general Miguel Cabanellas, lanzaba un Bando de 12 artículos, en Burgos, ratificando el estado de guerra en la zona de su mandato. Y Sol, ese día, daba fe de que el Ministerio de la Gobernación acusaba a agentes del fascismo de alterar el orden público en Madrid. Y el embajador alemán en Londres informaba de la reacción inglesa ante la guerra española.
Se llegaba a agosto del 36 con un nuevo Gobierno de la Generalitat de Cataluña con intervención del partido socialista (Política 1 de agosto). Y El Socialista del día siguiente publicaba a alocución del presidente de las Cortes, Martínez Barrios, desde los micrófonos de Unión radio de Valencia, pidiendo la rendición de los sublevados, al tiempo que el Gobierno de la república intentaba ordenar las milicias en fuerzas militares, y procedía a la incautación de los ferrocarriles. Además, publicaba artículos contra el alza de de los artículos de consumo, al tiempo que los sindicatos soviéticos ayudaban a la España republicana, y se producían otras ayudas rusas en lo nacional e internacional, conforme declaró el embajador estadounidense Henderson el día 4 de ese mes.
El Heraldo de Aragón, del día 6 de agosto, daba noticia de que pasaban el Estrecho de Gibraltar material y tropas pandadas por el general Franco, mientras Política, del día siguiente, aclaraba que, para calmar el recelo anarquista se reorganizaba el Gobierno de la Generalidad sin intervención del Partido socialista. Al tiempo, el Gobierno norteamericano telegrafiaba a sus representantes en España que los Estados Unidos se mantendría neutral. Y, ante el “abandono” de sus propietarios, Madrid ordenaba la incautación de fincas rústicas. Mientras, El Socialista, del día 9, publicaba el discurso radiado por el diputado Indalecio Prieto, que enumeraba las posibilidades republicanas para la victoria.
El 13 de agosto del 36 salía en la Gaceta de Madrid el decreto por el que el Gobierno de la República decretaba la clausura de las instituciones religiosas. ¿No es curioso? Ante el temor de lo que luego sucedería sin remedio, el Gobierno Nacional consideraría la exportación de oro como delito de traición. El Gobierno francés iniciaba la política de no intervención en España, y otros gobiernos consultados seguirían su ejemplo oficialmente. Así, el embajador de Gran Bretaña en París, Clerk, contestaba a Ivon Delbos, el mismo día 15, repitiendo los términos franceses. Y en parecidos términos lo haría Italia y Alemania, aunque con salvedades. También con condiciones, aceptaría la Unión Soviética y Portugal. Luego, hasta el 3 de septiembre, se adherirían otras muchas naciones.
El Norte de Castilla del día 14 de agosto publicaba la orden del gobernador de Valladolid, recordando que las detenciones y registros estaban exclusivamente a cargo de las autoridades nacionales. Dos días más tarde, el Gobierno de la República fijaba el sueldo diario de sus soldados y milicianos en 10 pesetas, mientras que los de la zona nacional cobraban 3 pesetas. Y es mismo día 16 cuando el general Franco anunciaba la toma de Badajoz por las fuerzas mandadas por Yagüe. Y la Junta de Defensa de Burgos pedía donativos en oro y metálico a los españoles de su zona, para paliar las muchas necesidades del nuevo Estado Español (Diario de Burgos del 17 de agosto).
Entre tanto, la República prorrogaba el estado de alarma durante otro mes más; así, casi hasta 1939. Ese día 17, se constituía en Bilbao la Junta de Defensa de Vizcaya, integrada por organizaciones nacionalistas e izquierdistas. En cambio, el general Mola pronunciaba un discurso en Radio Castilla, contestando especialmente a las palabras radiadas, como dije, por Martínez Barrio.
La Generalidad de Cataluña publicaba un Decreto legislando revolucionariamente en el campo y en la industria; eran once disposiciones que salieron editadas en Política del 20 de agosto. El día 23, ante un incendio en la cárcel Modelo de Madrid, en que murieron presos políticos del bando nacional, el periódico El Socialista protestaba por “imperativo moral indeclinable”. También protestó Miguel de Unamuno, y el Gobierno republicano lo declaraba cesante. Para más INRI, Azaña firma el acuerdo del consejo de ministros por el que se creaba en Madrid los tribunales populares encargados de juzgar a los acusados de colaborar con el Alzamiento Nacional. Era el 23 de agosto del 36.
Por su parte, la Junta Nacional de Burgos protestaba por la salida del oro del Banco de España y declaraba nulas todas las operaciones basadas en su existencia. Agosto, además, se cerraría con la restauración de la bandera roja y gualda en la zona nacional, y con la anulación de varias disposiciones de la Reforma Agraria votadas por la República.
Es, también, a finales de agosto, cuando el primer embajador soviético presentaba sus credenciales en Madrid. Se llamaba Marcel Rosemberg. ¿Les suena a ruso? Y se iniciaba septiembre con la constitución de un nuevo Gobierno en Madrid, más de izquierdas que el anterior, que presidiría Francisco Largo Caballero. Eso leemos en El Socialista de 5 de septiembre. Mientras, la aviación franquista lanza unas proclamas sobre Madrid invitando a la rendición. “Sabed, madrileños, que cuanto mayor sea el obstáculo, más duro será por nuestra parte el castigo”, firmaba Franco.
El 9 de septiembre se reunía en Londres el primer comité de no intervención en la guerra española. Por su parte, el 13, la Junta de Defensa Nacional declaraba fuera de la ley a los individuos y a las organizaciones que componían el Frente Popular, con la consiguiente depuración de sus funcionarios. Ese mismo día, el ministro republicano de Hacienda quedaba autorizado para “ocultar el oro del Banco de España”, mientras las tropas nacionales, dos días más tarde, tomaban la ciudad de San Sebastián.
El 16, Azaña  creaba en Madrid las milicias de vigilancia de la retaguardia con el fin de controlar a los nacionales camuflados en lo que se llama la Quinta Columna. El ministro de la gobernación era Angel Galarza Gago. Tres días después, el pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso era nombrado director del Museo del Prado.
El conde Ciano destacaba en su diario el aspecto internacional de la guerra española. Decía que en España se habían formado dos frentes: uno, apoyado por alemanes e italianos; otro, por franceses, belgas y rusos. El mismo día 16, se creaba la Embajada de la República Española en Moscú.
Es el 29 de septiembre cuando la Junta de Defensa Nacional resigna sus poderes a Francisco Franco como nuevo Jefe del Gobierno y Generalísimo de los Ejércitos. Un día antes, Madrid autorizaba el pase al Ejército de los jefes y oficiales de las creadas Milicias. Y también las fincas urbanas, propiedad de los condenados por los tribunales populares, pasaban a ser incautadas por el Gobierno de Azaña. 
A partir del 25 de septiembre, la Junta de Defensa Nacional prohibía la coeducación en la enseñanza secundaria; de manera que las profesoras sólo podrían enseñar en institutos femeninos. Cuatro días más tarde, El Socialista daba el parte republicano sobre la liberación del Alcázar de Toledo por las tropas nacionales, fortaleza que estuvo sitiada desde los inicios de la guerra civil. Las circunstancias de tal asedio quedaron impresas en el “diario” del Coronel Moscardó. Y El Norte de Castilla añadiría que “los heroicos defensores del Alcázar se encuentran ya con sus hermanos de armas.”
Según este último periódico, en los primeros días de octubre, se creaba en Burgos la Junta Técnica del Estado, con funciones gubernamentales. Mientras, en Madrid, se decretaba por parte de la República que el oro de particulares y de las instituciones se entrega al Estado. Y se iniciaban los registros domiciliarios para que en las casas no hubiese nada que “supusiera un afán de sustraer al vecindario lo que éste necesita”. 
Por su parte, y con fecha 6 de octubre, el presidente de la República Española promulgaba el estatuto que daría autonomía a la región vasca. Dos días después, se constituía el Gobierno Vasco, presidido por José Antonio de Aguirre, jurando su cargo bajo el Árbol de Guernica. 
Entretanto, en Madrid se creaban jurados de urgencia para castigar actos contrarios a la República, aunque no fuesen delitos, y se reglamentaba las detenciones de los sospechosos. (Gaceta de Madrid).
El 15, el Gobierno de Franco protestaba contra la salida del oro español decretada por la República. Y Largo Caballero implantaba el comisariado político de guerra y sus funciones específicas.
Es el 20 de octubre cuando las tropas nacionales, procedentes de Galicia, toman contacto con los sitiados de Oviedo. Tres días antes, se había hecho el intento de liberar a José Antonio primo de Rivera de la cárcel de Alicante a través de la Embajada alemana. El mes de octubre acabaría con el miedo de que las tropas nacionales ataquen Madrid y la subsiguiente arenga de Largo Caballero a las milicias que lo defendían. Tan es así, que llegó a nombrar los Consejos de Guerra que entendieran de justicia en la capital de España.
A primeros de noviembre, se reorganiza el Gobierno de Madrid, dando entrada en el mismo a la Confederación Nacional de Trabajo, es decir, a sindicalistas y anarquistas. Y  como, efectivamente, Madrid era atacado por el Ejército Nacional, el ministro republicano Galarza dio un Bando dictando la correspondiente disciplina para la población. (Gaceta de Madrid, 5 de noviembre.) Se constituía en Madrid la Junta de Defensa, que representaría al Gobierno republicano, y éste abandonaría la ciudad trasladándose a Valencia. Y el periódico El Socialista insinuaría que la ayuda a Madrid estaba al llegar con las Brigadas Internacionales. En la zona nacional, en cambio, el Gobierno de Burgos determinaba, por estos días, la validez de algunos billetes del Banco de España. Y será, al 19, cuando Alemania e Italia reconozcan oficialmente al Gobierno de Franco, según nota del Heraldo de Aragón.
Sería al día siguiente, 20, cuando José Antonio Primo de Rivera sería fusilado en la cárcel alicantina, junto a Ezequiel Mira Iniesta, Luis Segura Baus, Vicente Muñoz Navarro y Luis López López. Pocas horas antes, José Antonio había escrito su magnífico Testamento, pieza que le define como hombre y como cristiano.
Dos días después, El Socialista daba la noticia de la incorporación de las Brigadas Internacionales del general Kleber a la defensa de Madrid. Por su parte, Italia enviaba a la primera División de Camisas Negras en ayuda del Ejército Nacional, y se redactaba un Tratado secreto entre el Gobierno de Franco y el de Mossolini, al tiempo que se disponía la declaración de cese a todos aquellos funcionarios contrarios al Movimiento Nacional, incluidos los profesores y maestros.
Era ya diciembre del 36, y la Sociedad de Naciones se reunía para tratar el asunto de la guerra civil. Álvarez del Bayo acusaba a Alemania e Italia de ayudar a Franco. Entretanto, el Gobierno de la Generalitat de Cataluña se formaba de nuevo con entrada victoriosa de los anarquistas. Esto era 17 de diciembre, al tiempo que Franco disponía que todas las milicias y fuerzas auxiliares quedaran bajo la jurisdicción militar en la zona nacional.
El año de 1936 acabaría proponiendo el Gobierno Británico el control de puertos y fronteras españoles, con respuesta desigual del Gobierno de Burgos y del de valencia, más el Programa del presidente vasco, José Antonio de Aguirre, que intentaba unir a los vascos en el “designio y el trabajo”, con respeto a los valores espirituales, con una política de acusado avance social y con una llamada a la Universidad vasca. Pero de nada serviría ese discurso desde Radio Euzkadi. Y la muerte de Unamuno, en su casa, en la tarde del último día del año.

Alfonso Gil González 

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