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viernes, 10 de junio de 2016

ESCATOLOGÍA CRISTIANA... 5

Ángeles y demonios

Los teólogos Martín Velasco, Busto Sáiz y Pikaza Ibarrondo han tratado este tema en un librito editado por la Fundación Santa María. El primero lo hace desde la Historia de las Religiones; el segundo, desde el Antiguo Testamento; y el tercero, desde el Nuevo Testamento. Tres visiones en un mundo religioso que se extiende desde el mundo inmediato del hombre hasta el del Misterio que abarca y orienta su vida, como dice la Introducción.
1- Para muchas religiones, cada zona importante de la realidad, cada bloque de seres del mundo y cada aspecto de la vida están acompañados de una especie de áurea trasmundana que es como la sombra que provocan al entrar en contacto con la trascendencia. Se trata del halo mágico que ha rodeado a la naturaleza hasta la época moderna y que la misma ciencia no ha conseguido eliminar.
Los ángeles aparecen por todas partes en la historia de las religiones, ordinariamente, cumpliendo una triple función: una corte celestial, guardianes de hombres-pueblos-naturaleza, y mensajeros de los dioses.
Los demonios aparecen como una nueva figura de ese abigarrado mundo intermedio entre los dioses y los hombres. La primera figura de lo demoníaco se sitúa en los genios y espíritus malignos en los que personificamos los fantasmas y los miedos que nos producen los lados negativos, oscuros y peligroso de la vida y la naturaleza. El Islam presenta una angelología estrechamente emparentada con la de Israel. Junto a los ángeles buenos, el Corán nos habla con frecuencia de Satán bajo el nombre de Iblis, pero siempre subordinado a Dios y pidiendo a Dios autorización para actuar.
2- El antiguo israelita concibe a Yahvéh y su morada celestial a imagen de la sociedad humana en la que vive. Coma un patriarca preside su amplia familia, Yahvéh preside su familia celestial, es decir, el "jército de Yahvéh" o los "hijos de Dios". Aparecen "querubines" y "serafines". Son como los mensajeros de Dios para el hombre.
Una figura especialmente interesante en el Antiguo Testamento es "satán". Su función consiste en recorrer la tierra y enterarse de todo lo malo que los hombres hacen para acudir raudo a referírselo a Dios. Una especie de fiscal de la creación. Poco a poco, se convierte en el "tentador" y en consecuencia en el "diablo".
Cada pueblo tiene asignado un ángel custodio. Luego pasó esta idea a cada persona.
Nuestro "demonio" significa un "mal espíritu". Sólo aparece esporádicamente en el Antiguo Testamento y como elementos poéticos, literarios o míticos.
3- Dentro de lo que podríamos llamar el campo del Jesús histórico, los ángeles ocupan un lugar más bien modesto. Jesús afirma que los ángeles de Dios sostienen y protegen a los más pequeños de este mundo, y todos los salvados serán el cielo como los ángeles.
Papel más importante realizan en la vida de Jesús el Diablo y sus demonios. Diabólico es aquello que destruye la existencia de los hombres: lo impuro, la enfermedad, la locura... Ayudando a estos hombres, Jesús hace posible el camino del Reino.
En Juan los ángeles juegan un papel muy secundario. Pero el Diablo cumple una función muy definida. La locura de Jesús es que se ha empeñado en transformar el mundo por la ofrenda de su vida. Vencer al Diablo significa ir suscitando, en gratuidad y entrega radicales, un orden que no sea de mentira y de violencia.
Resulta absolutamente imposible recoger todos los elementos que ofrece la literatura paulina en torno a los ángeles y al Diablo. Cristo nos libera de la esclavitud del cosmos, con sus dioses angélicos, sus príncipes y fuerzas. Sólo ante su Cruz se puede definir y se definen los caminos: el cosmos autodivinizado que rechaza la Cruz se convierte en potencia demoníaca; el cosmos que le acepta y se libera viene a ser campo de expresión del Señor Jesucristo ante los hombres.
Pero el gran combate escatológico no viene a realizarse entre los ángeles de Dios y el mundo adverso. Los vencedores de Dios no son los ángeles, sino el Cordero sacrificado. La Palabra de Jesús y no una guerra de violencia externa es lo que vence a los poderes de Satán sobre la tierra. El poder del Diablo pertenece al camino de la historia de los hombres. Surge con ella y en ella se destruye.

Alfonso Gil González
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