Desde mi celda doméstica
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viernes, 16 de septiembre de 2016

ESPIRITUALIDAD... 18

El proceso de curación

Continuamos extractando este "curso de milagros", con la mirada puesta en tantos y tantos enfermos del alma o de la mente, y con el deseo de ayudarnos mutuamente en nuestro proceso de curación. Veamos:
- Curarse es rehallar la felicidad. Para poder actuar de todo corazón tenemos que ser felices. No existe diferencia alguna entre el amor y la dicha. Todo pensamiento benévolo, que cualquiera de nuestros hermanos abrigue en cualquier parte del mundo, nos bendice. Únicamente los santos hijos de Dios son canales dignos de Su hermosa dicha, porque sólo ellos son los capaces de conservarla compartiéndola. Es imposible que un hijo de Dios pueda amar a su prójimo de manera diferente de como se ama a sí mismo.
- La curación es un pensamiento por medio del cual dos o más mentes perciben su unidad y se regocijan. Ésta es la invitación al Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el espíritu del júbilo. Es la llamada a retornar con la que Dios bendice a sus hijos "separados", porque el Espíritu Santo es la respuesta de Dios a toda separación.
- Esta llamada es tan poderosa que el ego siempre se desvanece ante su sonido. Por eso es por lo que tenemos que elegir escuchar una de las dos voces que llevamos dentro. Una la inventamos nosotros, y no forma parte de Dios. La otra nos la dio Él, y sólo desea que la escuchemos.
- La voz del Espíritu Santo no da órdenes, porque es incapaz de ser arrogante. No exige nada, porque su deseo no es controlar. No vence, porque no ataca. Es apremiante únicamente en razón de lo que nos recuerda. Nos ofrece el otro camino, permaneciendo serena aun en medio de cualquier confusión a que demos lugar. Es serena porque habla de paz. Y la paz es más poderosa que la guerra porque sana.
- EL ESPÍRITU SANTO ES LA LLAMADA A DESPERTAR Y A REGOCIJARSE.

(continuaremos)

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