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jueves, 20 de octubre de 2016

CURSO CATEQUÉTICO... 1

¿Catequesis o Pedagogía religiosa?

Cuando yo preparaba mi licenciatura en teología, en la rama de ciencias catequéticas, dábamos una asignatura de Pedagogía Religiosa, según el libro del mismo profesor, Pascual Maymí, Hermano de la Salle. De él aprendí las dos dimensiones de la pedagogía catequética, a saber, la pedagógica y la teológica. Y nos recalcaba que dicha pedagogía catequética rebasa los niveles nocionales, porque no se queda en la teoría y, sobre todo, porque es diálogo y relación.
La dimensión teológica tenía un punto común de partida, y era triple: que la actualización de la misión de la Iglesia constituye la actividad pastoral, que la pastoral de la palabra o profética tiene que transmitir, proclamar y actualizar, bajo la guía del Espíritu, la palabra de Dios, y que, por tanto, el término CATEQUESIS se relaciona con la pastoral de la palabra, juntamente con la preevangelización, la evangelización y la homilía.
Llamaba el profesor "diversificaciones múltiples" al hecho de que la teología se puede enfocar cargando el acento en el pasado y en lo totalmente objetivo, esencial, válido siempre y necesariamente. Y también que una teología para el hombre de hoy se puede entender de manera muy distinta, es decir, como transigencia o como exigencia. Y es más: que esta misma exigencia de la teología tendrá sentido más o menos profundo según el concepto que se tenga de Revelación, o según la relación teológica que se establezca entre lo "sagrado" y lo "profano". Otra de las "diversificaciones" era que las ciencias humanas están planteando, a cierto tipo de teología, una serie de interrogantes cada vez más profundos y turbadores sobre una pretendida objetividad e intemporalidad. Y concluía diciendo que hay que revisar las viejas posiciones sobre la relación que existe entre la filosofía y las ciencias humanas, por una parte, y la teología, por otra. La Biblia misma, decía, es una prueba viva de que el lenguaje de la fe está profundamente enraizado en el lenguaje del mundo.
Respecto a la dimensión pedagógica, tomé nota de que la pedagogía es la ciencia y el arte de la educación, entendiendo por ésta el progreso del educando hacia una perfección que no tenía antes. En este sentido, hoy se tiende a humanizar el sistema educativo, adaptándose y creativándose como respuesta al cambio creciente. También se tiende a una formación permanente y que ésta comprometa al hombre. Todo ello obliga a tener en cuenta algunos puntos importantes: la "no directividad", la "dinámica de grupos", la "educación personalizada", el "replanteamiento del sentido de centro educativo".
Ahora bien, toda actividad pastoral es teándrica, pues es acción de Dios y de los hombres. Esto supone una clara noción de lo "cristiano" y de la "acción humana". Y es, por eso, que la relación entre teología y pedagogía se complica. A nadie se le escapa que la Catequesis atraviesa un período de crisis y de cambio. Se precisa una situación radicalmente nueva y esencialmente dinámica. Y ello nos hace dar paso a un tercer elemento: la psicología.
A este respecto, la Iglesia admite la existencia de cambios profundos en el hombre y en la sociedad. Nuestra visión de la fe, de la Iglesia... depende de una determinada antropología y sociología. Por ello, la Catequesis encuentra a veces indiferencia u hostilidad, y eso perturba nuestra identidad y nuestra fe.
Resumiendo este tema introductorio: Lo más urgente no es cambiar de métodos sino de mentalidad. Pero no basta cambiar de ideas, hay que cambiar de estructuras: mantener estrecho contacto con la realidad, respetando su ritmo y sus riquezas peculiares. Y dar a la Catequesis una dimensión profética, no poniéndola al servicio del "statu quo" o de las seguridades antiguas. En esto, el catequista es, debe ser, la pieza clave, con un programa tan fácil de tratar como difícil de cumplir: vivir la espiritualidad del éxodo.

Alfonso Gil
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