Desde mi celda doméstica
Buscando...
miércoles, 5 de octubre de 2016

ESPIRITUALIDAD... 21

El rencor

Continuamos escuchando las pláticas, por mí resumidas, del gran padre del desierto, san Doroteo de Gaza:

- Aquel que ha dominado su cólera ha triunfado sobre el demonio. Pidiendo simplemente disculpas por cumplir con el precepto, se ha curado la cólera momentánea, pero no se ha luchado contra el recuerdo de la injuria.
- La malicia que se introduce en los pensamientos excita el corazón; pero disipada por la oración y la esperanza, ayuda a quebrantarlo. La exasperación no es otra cosa que la ebullición de la sangre en torno al corazón. Es irritación, llamada también encono.
- Si cuando comienza la perturbación tomamos la delantera acusándonos a nosotros mismos y ofreciendo alguna satisfacción antes que brote la llama de la irritación, permaneceremos en paz. Si desde el comienzo nos hubiéramos echado la culpa a nosotros mismos, hubiéramos soportado pacientemente la palabra del hermano, no buscando venganza ni respondiendo dos o cinco palabras por una sola, devolviendo así mal por mal; habríamos podido escapar de todos esos males.
- Nada me llama tanto la atención como la ignorancia que tenemos de lo que rezamos. Cada día en la salmodia nos cargamos de maldiciones sin percibirlo.
- Podemos devolver mal por mal no sólo con actos, sino también con una palabra o una actitud. Con una sola actitud, un gesto o una mirada, podemos perturbar a nuestro hermano. Alguno no siente tristeza con respecto a su hermano, pero si llega a enterarse de que alguien le ha hecho daño, ha murmurado contra él o lo ha injuriado, se regocija al saberlo, y de esta manera él también devuelve mal por mal en su corazón. No le agrada ver a ese hermano contento, y se entristece al verlo honrado y en paz. Esta es otra forma de rencor, aunque más sutil.
- Allí donde se encuentran la compasión, la caridad y la humildad, ¿cómo puede triunfar la cólera, el rencor o cualquier otra pasión? Aquel que reza por sus enemigos, nunca conoce el rencor.
- ¿Cuál es el hombre que queriendo aprender un arte, sólo se contenta con que le hablen? ¡Pero nosotros queremos adquirir el arte de las artes por las palabras, sin ponerlas en acción!

Alfonso Gil

Compartir en :
 
Back to top!