Desde mi celda doméstica
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lunes, 3 de octubre de 2016

MIS APUNTES PATRIOS (XLII)

Pesadilla socialista


Por fin, tras meses de incertidumbre, el Partido Socialista ha llegado a la conclusión de que su defenestrado secretario general, Pedro Sánchez, lo estaba conduciendo a la más ignominiosa derrota. Por fin, digo, España se despertaba de una pesadilla, provocada por un hombre joven, guaperas, novicio en la política, cuyo único programa electoral se condensaba en estas palabras: “No a Rajoy y no al Partido Popular”.
Naturalmente, como un programa tan extenso, detallado y útil podía ser la solución de las clases más empobrecidas de España, los españoles seguían votando a Rajoy y restándole votos, cada vez más descaradamente, al Partido Socialista. Porque éstos, los españoles, no saben lo que quieren, no les interesa un gobierno estable, ni que se mantengan o superen las pensiones, ni que crezcan los puestos de trabajo, ni que se rompa España en mil pedazos. No. Lo único que les interesaba es que Pedro Sánchez llegara a la Moncloa.
Afortunadamente, los “barones” socialistas, a los que, como a Rajoy, les interesa de verdad la grandeza de España en todas sus vertientes, le cantaron las cuarenta a Sánchez & Company, haciéndoles ver que no tienen ni idea de España, ni de su Historia, ni del Socialismo Español, y de   que se han dejado llevar por un orgullo tonto, como si los problemas de España se resolvieran simplemente con que un guaperas presidiera el Consejo de Ministros.
A todo esto, “Podemos”, un Partido surgido de la reencarnación marxista, trasnochada pero con ansias de no sé qué revancha nacional –perdón, plurinacional-, se ha ido aprovechando de las mentes incautas, quitándole al socialismo español cuantos votos ha podido, y erigiéndose en salvadores de la cuestión social. Lógicamente, gran parte de la juventud, que cree que la salvación viene de las hordas de Atila, se ha apuntado al tanque de la destrucción, y están en la peligrosa tarea de revivir en los españoles aquella dramática división que nos llevó a la “guerra incivil”.
La historia se repite. 

Alfonso Gil González

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