Desde mi celda doméstica
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viernes, 18 de noviembre de 2016

ASPECTOS MORALES DE LA EXISTENCIA... 4

Los Diez Mandamientos


Desde la época de los Santos Padres se dice también "Decálogo", pero la Biblia expresa que son "las diez palabras de Yavé. El que sean diez no tiene más razón que la pedagógica, es decir, poder enumerar los mandamientos con los dedos de la mano. Siguiendo el esquema de Giuseppe Barbaglio, teólogo y exegeta bíblico, además de moralista, te expongo lo siguiente:
- La redacción actual de los Diez Mandamientos se remonta al siglo VII a. C., siendo un texto de tradición en la existencia de Israel que continúa hasta la interpretación última y decisiva de Cristo. Mientras los dos primeros están presentados como palabra de Dios en primera persona, todos los demás son palabras proféticas, anunciadoras de la voluntad divina que aparecen en tercera persona. Por tanto, los dos primeros Mandamientos son la expresión más original y típica de la fe de las tribus israelitas en Yavé. Caso único en la historian de las religiones y más en particular en toda el área cultural del antiguo Oriente Medio. Los otros Mandamientos son expresiones éticas típicas de los clanes que se unieron para formar el pueblo de Israel. El Decálogo entró a formar parte de su vida y de su historia.
- El Decálogo se presenta como una autoproclamación de Yavé como Dios que libera al pueblo de la esclavitud de Egipto. En este sentido, el "no tendrás otros dioses frente a mí" afirma el exclusivismo de Yavé para Israel. Es más, "no harás escultura ni imagen alguna" prohíbe la representación de la divinidad en estatuas para evitar la adoración y el culto dado a los ídolos de los pueblos colindantes. "No tomarás a Dios en vano" prohíbe el perjurio, es decir, el juramento falso hecho en nombre de Dios. En este sentido de la exclusividad y santidad de Dios hay que entender la prohibición del trabajo y la obligación de descansar una vez por semana. De Dios se pasa a la honra y respeto a los padres: "Honra a tu padre y a tu madre". El quinto mandamiento suena así: "No cometerás homicidio", incluso el cometido por imprudencia. Se trata de no derramar sangre inocente. En cambio, la prohibición del adulterio no presupone ninguna concepción monogámica o poligámica del matrimonio. Simplemente, se prohíbe la violación del matrimonio del otro. El mandamiento "no robarás" se refería originariamente al secuestro de una persona libre para reducirla a esclavitud. No se puede atentar contra la libertad del prójimo ni arrebatar sus posesiones. El mandamiento "no darás falso testimonio contra tu prójimo" prohíbe la falsa declaración hecha contra el prójimo ante un tribunal. El último mandamiento ha sufrido modificaciones y amplificaciones. Por "casa del prójimo" se quería significar todo lo que le pertenece; y en esa lista de pertenencias estaba, en primer lugar, la mujer. De modo que fue divido en dos mandamientos: prohibición del "deseo" de la mujer del prójimo y prohibición del "deseo" de lo que pertenece al prójimo.
- Los Diez Mandamientos constituyen las delimitaciones rigurosas del ámbito en el que Israel puede subsistir como pueblo del Pacto en comunión con su Dios. Son un don de Yavé juntamente con el estado de gracia del Pacto. Consiguientemente, el primer mandamiento señala la base en la que encuentran valor y sentido todos los demás mandamientos. El Pacto y el Decálogo estarán en estrecha relación con la historia de la salvación. Aceptando el Decálogo, Israel reconoce a Yavé como su salvador en la historia y pasa a ser un pueblo de salvados. Eso tenía que traducirse en la obediencia de la fe. Yavé pide a su pueblo una respuesta sobre el plano de la vida "profana", sobre todo en las relaciones con el prójimo. Y esta voluntad de Dios no es divisible en mil y un preceptos, sino que es una exigencia unitaria y global.
- Según el Evangelio de san Mateo, Jesús es el intérprete último y definitivo de la ley, es decir, de las exigencias de Dios a la comunidad cristiana, nuevo pueblo, sucesor del antiguo, de los salvados por Cristo. Y como tal centra en el amor a Dios y al prójimo el meollo de los Mandamientos. Pablo, en las cartas a los Gálatas y a los Romanos, proclama la liberación de la ley y, por tanto, también de los mandamientos del Decálogo, y la libertad de los hijos de Dios, que ya no están guiados por prescripciones, sino por el soplo del Espíritu, que es la nueva Ley escrita en ls corazones, ya anunciada en los profetas Jeremías y Ezequiel.

Alfonso Gil
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