Desde mi celda doméstica
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domingo, 13 de noviembre de 2016

MIS APUNTES PATRIOS (XLVI)

80 años ha

En este año de 2016 se están cumpliendo 80 de una historia de barbarie en toda la geografía española. Aquel 1936 empezaba con un pacto de izquierdas, firmado por Izquierda Republicana, Unión Republicana y Partido Socialista, Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista y Partido Obrero de Unificación Marxista. Todos en bloque contra las derechas, porque las Elecciones Generales estaban próximas. Se mascaba en el ambiente una sensación prerrevolucionaria de uno y otro bando, por decirlo así. España estaba dividida política, social y religiosamente.
José Calvo Sotelo, jefe de la oposición, era asesinado por agentes de la autoridad. Su presencia en el Parlamento se les hacía intolerable a los que habían ganado las Elecciones. Era la gota que colmaba el vaso del descontento de las derechas, y, pocos días después, se producía el Alzamiento Nacional, sublevándose con Franco las fuerzas militares de Marruecos y Canarias, al tiempo que lo hacían en la Península otros generales de prestigio. En la zona nacional se creaba la Junta de Defensa que resignaría sus poderes en el general Franco, y en la zona republicana se configuraba un Gobierno en el que entraron republicanos y anarquistas. Unos y otros pensaron que la sublevación duraría poco tiempo, y unos y otros se equivocaron.
80 años, también, del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera en la cárcel de Alicante. En el ínterin entre el 13 de julio y el 20 de noviembre, una ola de crímenes, asesinatos, violaciones, atracos, incendios y persecuciones era tan sólo el preámbulo de una contienda que se prolongaría por tres años, con las terribles consecuencias de posguerra a partir de 1939.
80 años hace de aquello tan horrendo y que nos hace desear la muerte de nuestros hijos antes de que ellos pudieran conocer, por estúpida repetición, un desastre semejante. 80 años para la reflexión, para la madurez política, para la justicia social, para la libertad religiosa. Porque sólo la ignorancia y el fanatismo que de ella dimana podrían acarrearnos tamaña brutalidad en nuestro suelo.

Alfonso Gil

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