Desde mi celda doméstica
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miércoles, 5 de abril de 2017

CANCIONERO MUDO... 9

Bienaventuranzas

Nos narra el evangelista Mateo que, viendo Jesús el gentío, subió a un monte, se sentó, se le acercaron sus discípulos, y, docebat eos dicens, "los enseñaba diciendo": que los pobres eran bienaventurados, y los mansos, y los que lloran, y los que pasan hambre de justicia, y los misericordiosos, y los limpios de corazón, y los pacíficos, y aquellos que son perseguidos, maltratados, injuriados a causa de Él .Y que, por tanto, deben gozarse y cantar alegres, porque la recompensa es enorme en el cielo.
En realidad está hablando de los santos, es decir, de aquellos cuya fe ha conseguido una identificación total con Cristo, manso y humilde de corazón. Y no es que escaseen los santos, pero abundan en demasía los que no lo somos, aquellos cuyo ego nos domina y hace de nosotros lo que quiere, manejándonos como veletas en el vendaval, encaprichados de vanidades, sin raíces profundas y auténticas en el corazón de Cristo, más dados a la verborrea que a la oración, más al ruido que al silencio, más al jaleo que al sosiego y paz del alma.

Alfonso Gil
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