Desde mi celda doméstica
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martes, 18 de abril de 2017

ESPIRITUALIDAD... 33

Camino de cruz y gloria

Ha llegado la hora en que ha de ser glorificado el Hijo del Hombre.
El tiempo ya se acerca, dice Jesús, en que seré glorificado delante de todos. Jesús emplea aquí el título de "Hijo del Hombre", porque ante la cruz asumió toda la condición humana el que después de su resurrección y ascensión a los cielos es adorado por todas las criaturas por razón de su unión con el Verbo de Dios. Después de haber anunciado su admirable resurrección, que parecía irreconciliable con su Pasión inminente, añade:
En verdad os digo que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto.
Que mi muerte no os perturbe. El grano de trigo está solo antes de caer en tierra; pero una vez caído y muerto, germina con gran gloria y produce doble fruto; despliega sus riquezas delante de todos y muestra a sus miradas el esplendor de su belleza. Pensad que lo mismo pasa conmigo. Ahora estoy solo y sin gloria, ignorado en medio de una muchedumbre oscura de otros hombres. Pero cuando haya padecido los sufrimientos de la cruz, resucitaré con gran gloria. Entonces produciré numerosos frutos, y todos me reconocerán. Entonces no serán únicamente los judíos, sino los hombres del mundo entero los que me llamarán su Señor. Incluso las potencias espirituales no rehusarán adorarme.
Después de estas predicciones sobre sí mismo, Jesús exhortaba a sus discípulos a imitarlo:
Quien ama su vida la perderá, y quien odia su vida en este mundo la conservará en la vida eterna.
Así, pues, no solamente no debe escandalizaros mi pasión ni haceros dudar de mis palabras, que serán confirmadas por los hechos, sino que debéis también vosotros estar prontos para soportar los mismos sufrimientos y producir los mismos frutos. Porque el que parece preocuparse de su vida aquí abajo y no quiere someterla a las pruebas, la perderá en el mundo futuro; mientras que el que la odia en el siglo presente, y la somete a los sufrimientos que se presentan, amontona numerosos frutos...
Y enseguida dice sencillamente:
Si alguno me sirve, que me siga.
Si alguno quiere ser mi servidor, que demuestre con sus actos que quiere marchar en pos de mí. Pero ¿qué ganará los que sufran contigo? Responde:
Al que me sirve, el Padre le honrará, porque donde yo esté allí estará también mi servidor.
El toma parte en mis sufrimientos tendrá igualmente parte en mi gloria; estará conmigo eternamente en el mundo futuro y compartirá mi alegría en el Reino de los cielos. Así es como mi Padre honrará a los que me hayan servido con fidelidad.

Teodoro de Mopsuesta
(siglo IV) 
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