Desde mi celda doméstica
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lunes, 12 de febrero de 2018

ESPIRITUALIDAD... 55

Fuerte como la muerte

Existe un martirio que se llama el martirio del amor, en el cual Dios, sosteniendo la vida de sus servidores para hacerlos trabajar por su gloria, los convierte a la vez en mártires y confesores.
Dad vuestro consentimiento absoluto a Dios, y lo sentiréis. El divino amor hace penetrar su espada en las partes más secretas e íntimas de nuestras almas, y nos separa a nosotros de nosotros mismos.
Una hermana le preguntó cuánto duraba este martirio. Desde el momento que nos entregamos sin reservas a Dios hasta el momento de nuestra muerte, pero esto se entiende de los corazones generosos y que sin arrepentirse son fieles al amor; porque los corazones débiles y de poco amor y constancia no se dedica el Señor a martirizarlos, sino que se contenta con dejarlos andar a paso lento, por miedo a que se escapen, pues él jamás violenta el libre albedrío.

Francisca-Magdalena de Chaugy
(1572-1641)
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